lunes, 27 de junio de 2011

Capitulo 7

NARRADO POR ROB
Decidí seguirla, con lo patosa que era, podría hacerse daño. Seguí su aroma, ese tan característico de ella, olor a lilas y una pizca de vainilla. 
El camino que ella había seguido era el que yo utilicé cuando la llevé hasta mi guarida. Podía oír sus sollozos y sentía como mi corazón sin sangre empezaba a encoger, mi garganta estaba dolorida y sentía un terrible escozor en los ojos.
No quería que ella fuese como yo, una criatura inmunda, una persona muerta, que vaga por los bosques en busca de algo para satisfacer sus necesidades primarias. Podía sentir su corazón palpitar a rápida velocidad, estaba cerca, su aroma era cada vez más intenso, al igual que el ruido de las lágrimas cayendo por sus mejillas.
La encontré, estaba hecha un ovillo, tirada en la hierba de la orilla del río, como la había encontrado minutos antes. Sentía atracción hacia ella, era tal, que me costaba demasiado aguantarme. Quería tocarla, besarla, pero si lo hacía, ella moriría o peor, se convertiría en un Cazador de Almas, como yo.
- Hayley - susurré su nombre y ella giró la cara en mi dirección. Su piel se había emblanquecido, sus ojos estaban colorados y sus labios extrañamente morados.
- Vete - me espetó.
- Lo siento - dije intentando ayudarla a levantarse.
- No, no hay lo siento, no hay nada - dijo ella agarrándose a una de las raíces que del árbol que más cerca se encontraba.
Ella me tenía asco y no me extrañaba, yo también me lo tendría, la había tratado mal, y encima siendo lo que soy. 

sábado, 5 de marzo de 2011

Capitulo 6

NARRADO POR ROB
Hayley empezó a llorar, yo quería abrazarla pero no podía tocarla, porque entonces ella moriría, cuando estaba con ella solo quería besarla y abrazarla, pero no podía, siendo lo que soy, eso era totalmente imposible. 
- Rob, ¿puedo hacerte una pregunta? - me preguntó Hayley mientras se secaba las lágrimas.
- Claro - dije intentando sonreír.
- ¿Te gusto? - ella me miró con sus ojos marrones ahora teñidos de rojo, estaban irritados e hinchados, si le decía que no le estaría mintiendo y le haría daño, pero la salvaría, al no estar conmigo estaría a salvo. Si le decía que sí ella estaría conmigo, los dos tendríamos lo que queríamos, ella a mí y yo a ella, pero era imposible, porque entonces ella moriría y preferiría estar sin ella a que ella fuera lo que yo.
- No lo sé - dije sin poderla mirar a la cara.
- Dímelo, por favor Rob - dijo agarrándome de la mano, por suerte tenía aquellos guantes viejos..., no podía tocarla sin hacerle daño.
- No, no me gustas - dije apretando los dientes, muerto de dolor y de vergüenza, odiaba mentir de aquella manera.
- ¿Y si no te gusto por qué me dejaste que te besara? 
- Hace mucho que no salgo con nadie y me hacía falta - dije mientras recibía otra punzada de dolor, no quería mentirle. La última vez que sentí algo así de fuerte estaba vivo, y eso fue hace muy muchos años, cuando todavía ni los coches existían.
- Eres un hijo de puta - dijo ella levantándose del sofá y saliendo por la puerta a toda prisa.
- Hayley, lo siento, de verdad, pero la vida es así. Nunca te fíes de un hombre - dije mientras fingía desprecio hacia ella.
- Tranquilo, nunca más podré fiarme de un tío, y mucho menos de ti - dijo ella gritando ya casi adentrada en el bosque. 
Quería seguirla, si la dejaba sola tal vez le pasaría algo, y no quería que sufriera ningún daño. 

viernes, 4 de marzo de 2011

Cap 5.


Esa sensación que tienes cuando se rompe tu corazón, cuando se rompe en miles de pedazos. ¿Y a él?. A él no le importa nada. Pero ya no hay nada que yo pueda hacer. Sí, le quiero con toda mi alma. Pero ¿porque no me ha besado?. Yo sé la respuesta, no me quiere y eso hace que esté aún peor. Voy a ir otra vez a su casa y me va a tener que explicar todo. Voy corriendo hacia su casa. Llamo al timbre. Ring-Ring.

-¿Quién es?-dice Rob.
-Soy yo-contesto.
-¿Y quién es yo?-dice en tono de broma.
-Venga, joder, que soy Hayley-contesto cabreada.
-Jaja, hola. ¿Qué quieres?-pregunta Rob.
-Esto- contesto.

Y le beso, como nunca lo había hecho. El me sigue el beso. Me he hecho adicta a él. Nunca me había pasado. Le sigo besando y siento que estoy en las nubes. Pero nose que me pasa, me siento débil. Caigo hacia el suelo desmayada.

*NARRADO POR ROB*

Me besa. No lo puedo evitar, la sigo el beso. Pero veo que poco a poco se va cayendo hacia el suelo. No.No es posible. Le he robado un poco de vida, por eso no quería besarla. No, por favor no. La sujeto entre mis brazos y la tumbo en el sillón, con delicadeza. Voy a por un vaso de agua. Meto los dedo en el vaso y la salpico en la cara. Poco a poco se va despertando, abre esos preciosos ojos que tiene. Tiene un pelo color caoba precioso que le llega hasta el hombro, unos ojos color almendra con un toque de color esmeralda que volverían loco a cualquiera. Unos labios carnosos, irresistibles, me dan ganas de besarla pero no puedo. Tiene un cuerpo perfecto, con curvas y unas piernas que parecen no tener fin. Es guapa, muy guapa. Pero sus ojos están llenos de tristeza.

*NARRADO POR HAYLEY*

-¿Qué me ha pasado?-pregunto.
-Te has desmayado-contesta Rob.
-Pff…-suspiro.
-Oye…¿Por qué tus ojos están tan tristes?-pregunta Rob.
-Esque…mis…padres….están en el hospital-contesto y rompo a llorar.

A veces hay cosas que son inevitables. Y suceden así, de repente, no tienen un por qué.

martes, 1 de marzo de 2011

Capitulo 4

- No puedo - dijo él cerrando fuerte los ojos y separándose de mí.
- ¿Por qué? - dije contrariada.
- Porque no puedo y punto... - parecía enfadado, ¿qué había pasado?
- ¿Qué te pasa? - pregunté asustada.
- Vete de aquí - dijo Rob señalando la puerta.
- Primero me salvas y ahora me echas, por dios, esto es de telenovela - dije mirándole a los ojos.
- Vete de aquí, no quiero hacerte daño - dijo mirando al suelo.
¿Que no quería hacerme daño? Pero si ya lo estaba haciéndomelo, diciéndome que me fuera de su lado, diciéndome que me marchara, echándome de aquel lugar casi encantado, sus palabras decían que me fuera, pero sentía que él no pensaba eso, que no quería que me marchara, así que me senté en el sofá.
- Vete, de verdad, Hayley, por favor... - dijo él mirándome con gesto de súplica.
- No quiero, no entiendo por qué tengo que irme - dije clavando mis ojos en los suyos.
- Lárgate, no quiero volver a verte, Hayley - ¿cómo? él había dicho eso, era increíble, hace unos minutos íbamos a besarnos y ahora solo éramos dos niñatos peleándose..., yo le quería, creo que hasta le amaba, ¿cómo podía tratarme así? Me había enamorado de quien no debía, como siempre, como en todas las películas románticas. Ahora era la típica chica del corazón roto, ahora sería la chica que llora por un estúpido. Pues no, se quedaría con las ganas, no pensaba derramar mis lágrimas por quien se merecía que le escupiera.
- ¿Te vas? - era una pregunta retórica, no entendía nada, solo quería correr, quería volverme a caer y destrozarme la pierna para que viniera a mí y me la curara...
- Adiós - dije saliendo de allí lo más rápido que pude.
Salí corriendo, corrí y corrí hasta donde ya no supe donde estaba. Otra vez perdida, otra vez con ganas de acabar todo, sintiendo esa punzada en el corazón, aquella sensación de dolor que te deja muerta.

viernes, 31 de diciembre de 2010

Cap 3.

Cuando Rob me cogió a su espalda sentí un fuerte escalofrío, una enorme sacudida, algo que solo se siente una vez, no podía ser él, solo habíamos cruzado tres palabras, no podía ser él ¿Mi primer amor verdadero? ¡No! ¡Él no! Si es un desconocido, solo sabía su nombre. ¿Cómo podía tener toda aquella explosión de sentimientos si no sabía nada de él? Era muy atractivo, bastante, pero yo no sabía mucho más, solo que me había ayudado y me había dado un susto de muerte.
- ¿Vas bien? – preguntó al empujarme un poco hacia arriba para que no me hiciera daño.
- Sí… - susurré a su oído.
- Muy bien – Rob sonrió algo incómodo.
Apoyé mi cabeza en su hombro para intentar relajarme, Rob olía muy bien, con todo el calor que hacía no perdió el aroma. Era una especie de mezcla entre hierba recién cortada y tulipán. Oler su aroma daba una sensación tan placentera que era imposible seguir consciente de lo que estabas haciendo.
- ¡Hey! No te duermas – dijo mientras miraba hacia atrás, nuestros labios se rozaron sin querer.
Me puse colorada, y él igual, no habría llagado a una milésima de segundo, pero para mí, eso había significado mucho. ¡Sus labios! Eran suaves, cálidos y sabrosos. Llegamos hasta una casa dentro del bosque, no parecía haber nadie, ¿Rob vivía solo?
- Ya hemos llegado – dijo mientras me bajaba suavemente.
- Gracias – dije agarrándome a su brazo para mantener el equilibrio.
- No hay de qué – dijo sonriendo.
Entramos dentro de aquella casa, era enorme. Tenía un recibidor bastante grande. Aunque era un poco pequeña pero muy acogedora. Nada más entrar por la puerta se veía el salón con un sillón negro de piel, una lámpara grande que alumbraba todo el salón y una tele de plasma. Luego en la izquierda se encontraba la cocina era bastante grande con encimeras y vitrocerámica, los armarios con todo lo necesario: platos, vasos,etc y una mesa grande de madera bastante bonita. Fui al dormitorio, como pude agarrándome por las paredes o los muebles que había. Simplemente había una cama con unas sábanas azules puestas, un armario de 4 puertas y un escritorio con un ordenador portátil. Pero una voz hizo que saliera de mis pensamientos:

-Oye, ¿quieres un refresco o algo?-dijo Rob gritando
-Sí, una Coca-Cola, si tienes-le contesté.

Volví hasta el salón y me senté directamente en el sillón negro de piel. Blando pero acogedor. Rob vino con los refrescos y la verdad nose por qué pero tenía unas ganas irremediables de besarle.

-Hayley, ¡contrólate!-me grité a mi misma.
-¿De qué te tienes que controlar?-dijo Rob.
-Emm...Yo...de...na...nada.-dije tartamudeando.

Nosé por qué pero el se fue acercando poco a poco hacia a mí, tanto que nuestras caras estaban apenas a 2 cm de distancia.

domingo, 26 de diciembre de 2010

Cap 2.

El chico se acercó a mí, en las manos llevaba unos guantes de cuero negro, estábamos en verano ¿qué hacía con esos guantes? Sacó del bolsillo una gasa y me la puso en la rodilla.
Miré al chico a los ojos y me tranquilicé, no sé por qué, pero ese chico transmitía una paz enorme al mirarlo a los ojos. Abrí la boca para preguntarle quién era, pero él me chistó antes de que pudiera decir palabra.
- Es mejor que no digas nada – me dijo mientras curaba la herida.
Cerré los ojos del puro dolor que sentía en la pierna, ¿qué estaba haciendo? Hace dos segundos yo estaba corriendo despavorida por el miedo que él me había provocado, pero ahora él me sanaba la rodilla, la que me había dañado huyendo de él. Sentí como la zona afectada por el golpe me ardía, ¿Qué me había echado en la herida?
- ¡¡Ahhg!! – exclamé por el dolor.
- Tranquila, ya acabo – dijo él con una voz suave.
El chico terminó de sanarme la herida y me miró de una forma enternecedora, yo no podía evitar sonreír al verle la cara, era muy guapo. Tenía algunas pecas, pero no muchas. Me dio la mano y me ayudó a reincorporarme.
- ¿Qué pretendes hacerme? – pregunté algo asustada.
- Nada, solo quería ayudarte, pero si quieres me marcho y te dejo aquí sola – dijo él levantándose.
- No, no me dejes sola, por favor, no estoy bien – dije tirando de su mano.
- ¿Cómo te llamas? – me preguntó el chico sentándose a mi lado en el suelo.
- Hayley ¿y tú? – dije mientras miraba mi rodilla vendada.
- Rob – dijo él observando el río.

Nos quedamos unos segundos mirándonos y sentí que el corazón se me iba a salir del pecho. Nose por qué, pero no podía mirarle más, era como si con los ojos me traspasara. Odiaba que me mirasen así, pero en ese momento me gustó. Después me siguió hablando pero no le escuchaba.

-¿Estás bien?- dijo con cara de preocupación.
-Emm... sí, sí- le contesté.
-¿Quieres que te acompañe a tu casa?- me preguntó a la vez que me ayudaba a levantarme.
-Si te digo la verdad, ahora mismo es el sitio en el que menos querría estar- respondí nerviosa.
-Vale, pues ven conmigo. Vamos a otro sitio- contestó el.
-¿Adonde?- pregunté asustada.
-A tomar algo- dijo.
-Va...Vale- respondí algo asustada

No podía andar bien porque me dolía mucho la rodilla, pero él me cogió y me subió en su espalda. Nos fuimos de aquel lugar, de mi lugar preferido. Pero esta vez el que me había hecho olvidame de todo había sido él, Rob.

viernes, 24 de diciembre de 2010

Cap 1.

Era 12 de julio y yo estaba en casa esperando a que mis padres llegaran de casa de mi abuela, dijeron que volverían a las dos y ya eran las seis, ¿dónde estaban? Me habían prometido ir al centro comercial para poder comprar la ropa para mi cumpleaños. Decidí llamar al teléfono de mi madre, no cogía ¿qué les pasaba? Me empecé a preocupar, así que intenté tranquilizarme. De pronto sonó el teléfono de casa, fui rápida a coger el teléfono, esperando que fuera mamá, pero no, era un señor que llamaba desde el hospital.
- ¿Es la hija de Thomas y Kate Stephenson? – preguntó el señor del hospital.
- Sí, ¿qué ha ocurrido? – pregunté asustada.
- Sus padres han tenido un accidente con el coche, acaban de llegar, solo quería informarle de su estado, y es crítico. Sus padres están en coma inducido, lo siento – el señor que me decía todas esas cosas tenía la voz quebrada, yo me puse a llorar, ¿por qué ellos? ¿Por qué tenían que ser mis padres los que estaban en esas camillas del hospital? - ¿Quiere venir a verlos?
En ese momento yo no podía hablar, solo quería tirarme por un balcón, no me salía la voz. Quería destrozar todo, pero me era imposible.
- No puedo – conseguí decir.
- Está bien, cuando se encuentre mejor, por favor avísenos – colgué cuando el señor que estaba al otro lado de la línea.

No podía pensar en nada ni en nadie. ¿Qué hago yo ahora? Correr, sí, esa es la mejor solución. En este momento no podía hacer otra cosa nada más que huir. Huir de todo cuanto podía, esto no lo podía soportar. Salí de mi casa corriendo como nunca lo había hecho y me dirigí a aquel lugar donde suelo ir, a ese río tan maravilloso que solo con su sonido consigue que se me olvide todo lo que me pasa. Directamente me derrumbé esta vez ni el sonido del río consiguió calmarme. Empecé a gritar y a llorar con todas mis fuerzas, como nunca antes lo había hecho. De repente, noté como alguien me tocaba el hombro, me di la vuelta y allí le ví, era un chico moreno con unos ojos almendrados preciosos tendría más o menos mi edad 16 o 17, pero nose por qué mi instinto decía que debía de salir corriendo y así lo hice, dejando atrás a él, a mis gritos, a mis lágrimas, en definitiva a todo. Pero me tropecé con una piedra o algo y me caí de boca contra el suelo, mierda, tenía la rodilla sangrando y la barbilla con un rasguño. Ví que alguien venía corriendo hacía a mí, era él, no, no, otra vez no.